LAS DOS CARAS DEL CRISTIANISMO EVANGÉLICO II
SELLO: EL SERMÓN DEL TAXI
Le pregunté cuánto me cobraba hasta mi casa. Era un sol mas de lo que solía pagar cada vez que salía de la clínica a mi casa para el rutinario control de embarazo. Sin embargo me dio confianza su camisa bien planchada, su fotocheck y su seriedad. Acepté entonces subirme al vehículo que manejaba.
Ya había sucedido antes en otros taxis. Este señor de tempranos cuarentas, como muchos otros en Lima, escuchaba una radio o grabación con mensaje de algún predicador cristiano evangélico. Será su forma de difundir el mensaje que considera deben escuchar todos los pasajeros -me dije a mi misma- y bueno, lo acepté. Además, a regular volumen era imposible ignorarlo.
Esta vez era un argentino y su mensaje lo dedicaba a los jóvenes. En una de esas contaba un relato que -se supone- debía dejar paralizados a los del auditorio al que hablaba en ese momento. Obviamente no puedo reproducir las palabras exactas, pero decía algo así: "Una chica muy joven como ustedes, hija de pastores de toda la vida se manoseó con su novio. Fueron manoseos genitales, para ser mas específicos, actos que están prohibidos dentro del noviazgo. Y la chica que siempre había escuchado el mensaje del señor se sintió tan arrepentida que apenas llegó a su casa se encerró en el baño y no quiso salir. Sus padres la llamaron una y otra vez. Al no obtener respuesta tumbaron la puerta del baño y la encontraron envuelta en un charco de sangre. Se había cortado las venas. Agonizante, la muchacha le contó todo a sus padres y se arrepintió ante Jesucristo por el grave pecado, justamente antes de morir . Y mi amigo el pastor, su padre me contaba: Yo que esperaba vestir a mi hija de blanco para su boda, la visto ahora con la mortaja para su ataúd. Pero, jóvenes, al menos la chica se arrepintió de su pecado y es así como Jesucristo acoge el arrepentimiento. Mucha gente no muere, como aquella pobre muchacha, pero muere en vida por no arrepentirse nunca" y más blablablabla....
Ya les dije, soy respetuosa de quienes han optado por una religión para su vida, pero cuando empecé a escuchar el mensaje grabado de aquel pastor de acento argentino, me pareció totalmente falso y patético. Y me dije a mi misma: si les funcionó a los misioneros católicos coloniales, la fórmula se sigue aplicando: miedo, miedo y mas miedo para que el famoso "temor a Dios" lleve a más ovejas al rebaño, pues si no caminas en el rebaño, te quemas en el infierno.
Si fuera verdad lo que aquel hombre contó, me parece más grave aún que el predicador no haya incluido SIQUIERA la autocrítica del padre de la mencionada muchacha ante la actitud autodestructiva cuyo primer motivador fue el mismo progenitor.
Le pregunté cuánto me cobraba hasta mi casa. Era un sol mas de lo que solía pagar cada vez que salía de la clínica a mi casa para el rutinario control de embarazo. Sin embargo me dio confianza su camisa bien planchada, su fotocheck y su seriedad. Acepté entonces subirme al vehículo que manejaba.
Ya había sucedido antes en otros taxis. Este señor de tempranos cuarentas, como muchos otros en Lima, escuchaba una radio o grabación con mensaje de algún predicador cristiano evangélico. Será su forma de difundir el mensaje que considera deben escuchar todos los pasajeros -me dije a mi misma- y bueno, lo acepté. Además, a regular volumen era imposible ignorarlo.
Esta vez era un argentino y su mensaje lo dedicaba a los jóvenes. En una de esas contaba un relato que -se supone- debía dejar paralizados a los del auditorio al que hablaba en ese momento. Obviamente no puedo reproducir las palabras exactas, pero decía algo así: "Una chica muy joven como ustedes, hija de pastores de toda la vida se manoseó con su novio. Fueron manoseos genitales, para ser mas específicos, actos que están prohibidos dentro del noviazgo. Y la chica que siempre había escuchado el mensaje del señor se sintió tan arrepentida que apenas llegó a su casa se encerró en el baño y no quiso salir. Sus padres la llamaron una y otra vez. Al no obtener respuesta tumbaron la puerta del baño y la encontraron envuelta en un charco de sangre. Se había cortado las venas. Agonizante, la muchacha le contó todo a sus padres y se arrepintió ante Jesucristo por el grave pecado, justamente antes de morir . Y mi amigo el pastor, su padre me contaba: Yo que esperaba vestir a mi hija de blanco para su boda, la visto ahora con la mortaja para su ataúd. Pero, jóvenes, al menos la chica se arrepintió de su pecado y es así como Jesucristo acoge el arrepentimiento. Mucha gente no muere, como aquella pobre muchacha, pero muere en vida por no arrepentirse nunca" y más blablablabla....
Ya les dije, soy respetuosa de quienes han optado por una religión para su vida, pero cuando empecé a escuchar el mensaje grabado de aquel pastor de acento argentino, me pareció totalmente falso y patético. Y me dije a mi misma: si les funcionó a los misioneros católicos coloniales, la fórmula se sigue aplicando: miedo, miedo y mas miedo para que el famoso "temor a Dios" lleve a más ovejas al rebaño, pues si no caminas en el rebaño, te quemas en el infierno.
Si fuera verdad lo que aquel hombre contó, me parece más grave aún que el predicador no haya incluido SIQUIERA la autocrítica del padre de la mencionada muchacha ante la actitud autodestructiva cuyo primer motivador fue el mismo progenitor.