Mis crónicas perdidas

Srta. Mónica Cepeda:

Acabo de leer tu interesante historia (perdona el tuteo) de Kenji y el avión presidencial.

Aquí, en Tacna, cierto día, allá por los años del emperador Fujimori, una congresista tuvo una jornada de visita solidaria (a nombre del gobierno) por las polvorientas calles del distrito de Alto de la Alianza. Terminada la caminata, que incluyó, obviamente, una repartija de besos y abrazos, y en ademán de sacudirse el polvo de la ropa, la congresista dijo, en voz alta: "cómo apestan estos indios...". Esto me lo contó una muy cercana amiga, quien por ese entonces era secretaria de un funcionario. Me lo contó con una expresión completamente desencajada, al no poder concebir semejante doblez en una persona. Se trataba de la congresista Carmen Lozada, que cada vez que habla, lo hace como una mártir que sale de las catacumbas: toda una heroína víctima de las persecuciones políticas, que hasta tuvo que vender Kekes (!) para poder ganarse la vida, una vez caído el gobierno de su jefe.

Probablemente también saldrá elegida congresista, ahora por Lima, y tal vez lo haga con los votos de esos rostros cobrizos que tanto desprecia. Así es nuestro querido Perú...

Atte.

Jorge Quenta