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martes, octubre 17, 2006 

El otro Valentín

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Por estos días varios y merecidos post han ocupado la blogósfera peruana -o chologósfera como dijera mi amigo Ocram - en honor a Valentín Paniagua. Sin embargo, este post pretende retratar una visión diferente a la del homenaje. Este es un recuerdo simple y además simplón. La descripción del hombre que conocí, ese otro personaje visto desde la óptica de quienes cubríamos, por lo menos de vez en cuando, las noticias del Congreso de la República a finales del 2000.

Entonces mi presencia por el Palacio Legislativo no era diaria, pero acudía por lo menos a la sesión plenaria que es la actividad de cobertura principal durante las legislaturas. Sin embargo conocía bien la fuente. Había sido cronista parlamentaria durante cinco años y gracias a eso había ganado amigos y un considerable conocimiento de los recovecos del viejo edificio. Cuando uno se vuelve cronista parlamentario (actividad que los chicos nuevos del periodismo consideran atroz y aburrida) el reto más grande es luchar contra la rutina y buscar más allá de los favoritos de la escena audiovisual, me refiero a los caseritos o congresistas que aparecen siempre al mediodía para pronunciarse sobre la coyuntura, y que ocupan con esta actividad mucho más tiempo que su principal labor: hacer leyes. La mayoría de ellos sufre de "Denuncitis" o acogen diligentemente las denuncias de la prensa para presentar Mociones o propuestas en el camino de seguir una investigación parlamentaria a la denuncia periodística del fin de semana.

Esta larga introducción sirve para describir quien NO era Valentín Paniagua en el espectro legislativo. Por eso no era popular. Cuando la flojera de los jefes o los mismos reporteros nos impulsaba a veces a la rutina de las "encuestas" o entrevistas cortas a parlamentarios sobre temas de coyuntura, Don Valentín no aparecía oportunamente al mediodía ni enviaba a nadie para decir: "Por si acaso el Doctor tiene una opinión muy firme respecto a la denuncia contra Perico de los palotes"... No, jamás, Valentín no era un parlamentario para la foto y por lo tanto le bastaba ser y no parecer ni "aparecer".

A la hora del debate, lo recuerdo bien, los periodistas de televisión tenían y tienen , la tendencia de grabar las primeras intervenciones o las más peliagudas pertenecientes a los congresitas de fotografía, caseritos de todos los noticieros. A la hora de los partidos chicos, el único que podía acaparar la atención era Javier Diez Canseco, quien recuperó la preferencia de la prensa a finales del fujimorato. Los demás, simplemente no existían. Como Acción Popular no tenía muchos congresistas, las intervenciones de Valentín Paniagua casi no existen en los archivos de los noticieros.

Pero esto a Don Valentín no le importaba. El perfil bajo no le molestaba, trabajaba porque era su deber y no le quitaba el sueño salir caminando por hall de los "Pasos perdidos" si que ni un periodista de la radio más chica o la revista más modesta le acercara un micrófono o una grabadora. Eso no le importaba. Sin embargo, entre los parlamentarios era muy respetado por su paciencia, su ecuanimidad, su moderación y sobre todo su brillantez.

Como la vida es siempre injusta, las cualidades antes descritas estaban desfiguradas tras el membrete de "Político Tradicional" que los cronistas parlamentarios endilgaban a los viejos de partidos viejos. Por su puesto, Paniagua estaba en el grupo. Esta clasificación responde al sanbenito que el fujimorismo creó y que se instaló en la memoria de los reporteros poco pensantes preocupados en las broncas parlamentarias antes que en los discursos sustanciosos. Para la mayoría de cronistas parlamentarios de la televisión Don Valentín era aburrido y "no vendía". Más interesante resultaba a fines del 2000 confrontar a Martha Chávez con Fernando Olivera o incluso soportar los desplantes iracundos y hepáticos de Martha Hildebrandt porque eso resultaba más atractivo y al menos aseguraba que no bajara el rating, siempre tan esquivo en los noticieros a la hora de las notas legislativas.

A pesar de todo Valentín brilló por méritos propios y fue elegido Presidente del Congreso cuando se censuró a Martha Hildebrandt tras la cobarde renuncia de Fujimori. La posterior dimisión de Francisco Tudela lo convirtió en Noviembre de 2000 en el Presidente de la República del período de Transición y para entonces, por supuesto, su popularidad en los medios había crecido notablemente.

Para nadie es un secreto que muchos de los que propiciaron su elección como el Presidente del Congreso e inminente mandatario de la Nación esperaban encontrar a un personaje blando. Quizás porque tener perfil bajo es engañoso a veces y quizás porque se cree erróneamente que quien trabaja en silencio es a la postre un monigote fácil de manipular. Pero no fue así. La lucha contra la corrupción se llevó durante su período con bastate firmeza y se creó la Comisión de la Verdad que como todas las comisiones similares creadas en el mundo anteriormente, prometía sacar chispa y salpicar a todos los partidos políticos, incluido por supuesto el suyo: Acción Popular.

El Perú y los medios oyeron a Valentín y entonces se conoció la magnitud del personaje. Pero los medios siguen rindiendo pleitesía al filo y el carisma antes que a la brillantez. Por eso, tras el gobierno de Toledo, Valentín volvió a ser el político tradicional que no le importaba a los noticieros y al que se le consideraba apático y aburrido. Los intereses de los medios -regidos también por los intereses empresariales- estaban fijados en las candidaturas de Lourdes, Alan y Humala y ni el muñeco "Chaparrón" salvaron del fracaso al Presidente de Transición, cuyo partido pagó además los platos rotos de la fallida negociación de una alianza con Lourdes y sus poderosos socios de derecha.

A pesar de todo, Don Valentín siguió siendo el hombre honesto que, como pocos, podía dormir tranquilo tras haber gobernado el Perú. En estos días los medios hacen eco de los homenajes póstumos rendidos en su honor. Se los merece todos.

Termino este post volviendo a otra frase de Marco Sifuentes: "Es un axioma, los mejores se van primero"... Y le agrego yo: ¿significa eso que tendremos Alan para rato?.

No quiero hablar mal de los muertos, eso no se hace, pero creo que hay una tendencia a santificar a personas que no eran tan santas, una vez que pasan a mejor vida.

En la mañana, mientras veía el funeral en la tele pensaba, ¿y si se muere Alan? ¿sería también San Alan? ¿San Fujimori? Tengo la impresión de que sí.

una pena su muerte, e realidad lo tomo como un presidente que no hizo daño al país y en el Perú eso es de reconocer.

en cuanto a lo que dijo Darling de si muere alan.. pues.. los Apristas si los santificarán... los demás.. pues creoq ue depende mucho de este gobierno

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Si el axioma al que aludo al final del post se cumple, Alan morirá a los 90 y tantos y quizás llegue a la centena de años. Pero eso sí, jamás lo sentificaría ni le haría un post. Tampoco si se muere Toledo y menos Fujimori. Tampoco creo que todos los muertos fueron buenos.

me entere lo de valentin por aca... que pena

ademas agrego...

pedirte que reconfirmes tu presencia en Don Tito, estamos casi a una semana (la reunion es el proximo viernes)

Gracias

Alfredo

Nadie dice que era un santo, pero definitivamente era mejor persona que los tres anteriores presidentes, a quienes no se les recordara como se recuerda a Valentin :(

solo queda resignarnos

ojala que Alan haga algo bueno y no nos haga extrañar mucho a Paniagua

saludos
jocho

Opino igual que Gamma.

La gente olvida, por ejemplo, que en el gobierno de Paniagua se dejó de cumplir con los pagos del Plan Brady. Si se hubiera seguido pagando, habríamos obtenido la condonación de una gran parte de nuestra deuda externa.

Gracias Valentín!

Fue un buen gobierno, sí. Valiente, en cierta forma. Pero no debemos olvidar también los errores, que son los que hacen a la gente más real. La condonación de tan importante parte de la deuda pudo permitir que se ayude más a los más necesitados.

No siempre todos tienen presente que Valentín Paniagua recibió un Perú que estaba en crisis política y social, pero también en plena crisis económica... Y entregó el gobierno dejando un país estabilizado que volvía a empezar a crecer... O.o

Monich, cibernavegando otra vez te encontré y no quise dejar de escribirte después de tanto tiempo =)

Tú eres lo máximo, y yo soy tu modesto, humilde y respetuoso admirador anónimo ;)

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